ELCHE C.F.

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lunes, 21 de noviembre de 2011

UN PUNTO POR LOS PELOS, PERO QUE PUNTO...


Domingo 20 de Noviembre de 2011 12:00
Estadio Ciudad Deportiva (Getafe)
 

Real Oviedo
1
Real Oviedo
Getafe B
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Getafe B

El Oviedo salva un empate en Getafe tras regalar 45 minutos, reaccionar con espíritu y sufrir dos expulsiones en una discutida actuación arbitral
 
 
El oviedista Martins trata de evitar la salida de balón del getafense
Sin rastro del «rodillo». El nuevo término acuñado por Pacheta para definir el juego azul en las últimas jornadas no tuvo proyección sobre el césped del Alfonso Pérez. El Oviedo, al menos, salió vivo del caos: los azules regalaron 45 minutos, salieron indemnes del baño por la bisoñez del Getafe B, se enchufaron tras el descanso, recibieron el mazazo en su mejor momento, reaccionaron con personalidad y acabaron desquiciados por una actuación arbitral desconcertante, dicho cortésmente. Un guion con demasiados giros argumentales para un equipo al que le afectan notablemente los sobresaltos. Los azules rescataron un punto en un partido con todos los condicionantes para convertirse en una sonrojante derrota, dirá el optimista.

La reacción azul en las últimas semanas hacía presagiar un Oviedo combativo. Con la agresividad como lema de campaña, los de Pacheta habían logrado aferrarse a la competición y auparse a los puestos altos. El Getafe B no tardó en demostrar que conocía cómo desactivar el sistema azul: la circulación de balón veloz y precisa apenas encontró resistencia. No se había llegado al minuto 10 cuando Lledó demostró que está de dulce. Sus estiradas a disparos de Hugo y Tello evitaron que el Oviedo entrara en el partido con más trabajo por delante. Remar a contracorriente se había eliminado del ideario azul en las últimas semanas y el cancerbero no quiso recordar tiempos peores.

No tardó Pacheta en detectar el error. Mandó a Pascual a calentar, pero no se decidió a efectuar el cambio. El Getafe B campaba a sus anchas, dueño del balón –algo entendible en la estrategia azul– y de las segundas jugadas –uno de los principios básicos en el sistema de Pacheta–. Ni la grave lesión del local Rubén Sánchez (fue atendido durante siete minutos tras romperse la tibia y el peroné) enfrió los ánimos locales. El Oviedo sufría por todos los flancos. La distancia entre líneas posibilitó la superioridad local y sólo la falta de acierto evitó un resultado favorable al Getafe B. Uriarte malogró dos cabezazos clarísimos y el Oviedo respiró.

La vuelta del descanso sí mostró a otro Oviedo. La presión logró hacer más compacto al equipo. Tras los primeros acercamientos de los azules llegó el gol del Getafe B. No será la primera vez que se hable de las paradojas del fútbol. Javi Flores enganchó un precioso taconazo que batió a Lledó. El Geta había desperdiciado las opciones más claras para anotar de la forma más inverosímil. Por eso de las paradojas ya comentadas.

El Oviedo reaccionó de inmediato. Lo hizo Pacheta desde el banquillo. Rubiato ingresó en el campo en lugar de Álvaro. Delantero por defensa, mensaje directo al equipo. No tardó en llegar la reacción. Juanma tuvo en su cabeza el empate en un saque de esquina acariciado por Manu Busto. El remate se fue demasiado cruzado, pero la clave estaba cerca.

A los 64 minutos al Oviedo se le ocurrió que también podía hacer daño elaborando la jugada. Bendita ocurrencia. Todo empezó en los pies de Manu Busto, como es habitual. El cántabro propuso la pausa en el acelerón generalizado. La incorporación de Nano desde el lateral fue la excusa para que el cántabro soltara el balón.

El andaluz puso un balón de oro sobre la cabeza de Rubiato, que ganó la disputa con pasmosa facilidad. La dejada del delantero pedía a gritos una incorporación desde segunda línea. Aitor Sanz aceptó gustosamente la invitación rematando a la red. Una de las mejores jugadas de la temporada, que sirve para reivindicar el juego a ras de suelo. Aunque sea de vez en cuando.

Entonces apareció en el estrado el señor Salas Montoro. El catalán es uno de esos árbitros que se sienten a gusto ante los focos. Piden a gritos la atención. Ya lo demostró en la primera mitad, pero en diez minutos se cubrió de gloria. Expulsó al local Álex Pérez y Rubiato por presuntas agresiones. En medio de las acciones mandó al vestuario a Aitor Sanz por la segunda amarilla, en una jugada en la que se discutiría alegremente si era falta o no. Salas Montoro, un genio en potencia de los que tanto gustan en los estamentos arbitrales.
Ante el caos organizado –un Oviedo con nueve jugadores contra un Getafe con diez– los de Pacheta resistieron como pudieron. Acertado en defensa, el equipo pudo incluso acercarse con algo de peligro. Negredo tuvo un remate a balón parado y Pelayo se aproximó en una contra. Lledó volvió a brillar ante un disparo lejano de falta. El empate sonó a mal menor en un partido de difícil análisis por sus frecuentes curvas.

Repite Pacheta siempre que tiene ocasión que el siguiente paso en la recuperación azul es encontrar continuidad en el juego, que la propuesta no se venga abajo demasiado pronto. Debe preocupar bastante el hecho de que los desvanecimientos azules son demasiado exagerados, en los momentos malos al Oviedo le cuesta horrores sacar la cabeza. El porqué de las dos caras de los azules no encuentra hasta ahora explicación, es un «expediente X» a la altura de si hay vida en otros planetas, el monstruo del lago Ness o la labor de Pablo Bastida en el club.


Pacheta: «Estuvimos muy separados, pero supimos sufrir»
 
Pacheta dialoga con Aitor Sanz.
Pacheta hizo uso de una de las frases más manidas en el mundo del fútbol para sacar una lección positiva del empate. «Si no puedes ganar, hay que empatar», explicó. Para dar más fuerza a su tesis, se apoyó en datos: «A pesar de que estamos en una buena dinámica, no se puede ganar todos los días. Estos puntos son muy importantes. Al final de Liga, estos empates acaban por marcar la diferencia entre finalizar segundos o sextos. Todo se resume en lograr 2 o 3 empates más que los rivales».

La lectura del técnico azul muestra su alivio tras un partido en el que el Getafe B fue superior durante la mayor parte del encuentro. Especialmente claro fue el dominio en la primera parte. «Estábamos demasiado separados y debíamos ajustarlo porque sufrimos. El Getafe B ha hecho un partido muy bueno», explicó.
«No hemos hecho un buen primer tiempo, aunque no nos fuimos del partido. Nos marcaron cuando mejor estábamos, pero fuimos capaces de empatar e incluso pudimos ganar en los últimos minutos», explicó antes de sentenciar: «El Oviedo cada vez sabe sufrir mejor».

La situación en la primera mitad preocupaba de tal manera a Pacheta que a los pocos minutos de empezar mandó calentar a Pascual. Se vislumbraba un cambio temprano, como ya ha ocurrido en otras ocasiones, pero al final no tuvo lugar. «Barajé la idea de jugar con tres mediocentros porque las líneas estaban muy separadas y hay veces que un cambio táctico hace que llegue el ajuste, pero aguantamos el cambio y luego mejoramos», comentó Pacheta.

El técnico terminó ensalzando a los suyos: «Supimos sufrir. Somos difíciles de ganar porque competimos, somos duros en las acciones a balón parado y verticales».


Malestar en los dos bandos con el árbitro
«Volverá a pitar el próximo domingo y no se lo merece», señala el técnico local Ferreras
 
El colegiado expulsa a Rubiato con roja directa.   
Transcurridos cinco minutos de partido, el árbitro ya había sacado dos amarillas. Empezaba la mañana movida con la actuación del colegiado catalán Salas Montoro, que logró desquiciar a ambos _equipos. 

A lo largo de los 90 minutos se cubrió de protagonismo, pero su momento de gloria llegó con las tres expulsiones en un margen de diez minutos. El local Álex Pérez vio la roja por un pisotón a Jandrín al borde del área. Cinco minutos después, Aitor Sanz también era expulsado. El centrocampista vio la segunda amarilla en una jugada más que discutible. El «show» de Salas Montoro finalizó con la expulsión de Rubiato en una disputa aérea.

Emilio Ferreras, técnico del Getafe B, se manifestó de forma contundente al final del partido: «Lo que más llama la atención es que este árbitro volverá a pitar el próximo domingo y no se lo merece, pero los tres jugadores expulsados no lo harán. Cuando llegas al campo, lo mínimo que pides es que te respeten, siempre hay que respetar a los jugadores.

El Oviedo, además de las expulsiones, reclama un gol anulado a Negredo por presumible fuera de juego de Juanma en la acción. Pacheta no se quiso mojar y declaró: «Si desquició a los dos equipos, queda todo dicho. No creo que el árbitro haya tenido influencia en el resultado y prefiero no valorar su labor».

El árbitro desquició a los dos equipos.
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